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Puertas Semi Lacadas

Las puertas de tu casa están viejas y algo deterioradas, pero en vez de sustituirlas quieres mejorarlas, pintarlas y conservarlas. De ser así, entonces lo más recomendable es pintar, a través de la técnica de lacado o semi lacado, que dará un acabado final perfecto ¡y listo…! quedará como nueva.

Lo primero que hay que hacer es sacar la puerta y dejarla en un espacio cómodo para el trabajo como el garaje, terraza, patio o una habitación cuidando siempre de no mancharla con pintura.

Toma en consideración que el lugar que vayas a utilizar esté lo suficientemente ventilado para llevar a cabo todo el procedimiento.

La técnica es muy sencilla y puede realizarse en dos formas. La primera de ellas es a través de una pistola y, según algunos expertos, es la mejor manera de hacerlo, ya que permite un excelente acabado.

La segunda es con un rodillo de poro cero o espuma, lo cual deja un acabado bastante fino si se realiza con minuciosidad. Algunos consideran que se puede usar rodillo si el lugar donde realizas el trabajo no cuenta con suficiente ventilación.

Es lacado es, en definitiva, un procedimiento en el que se coloca laca pulverizada a puertas, armarios, muebles, entre otros, a fin de dejarlos como nuevos y brillantes para dar un toque chic a tu hogar.

Pasos a seguir

Luego de retirar la puerta, tomando la precaución de no romperla o dañarla, se inicia un proceso de lijado, para luego dar una primera mano con selladora. Acto seguido, se deja secar aunque sea por 12 horas.

Se lija por segunda vez y, una vez más, se le da una mano con selladora para sacar irregularidades. Cabe destacar que este producto se vende en cualquier tienda de pintura.

Es importante que limpies para retirar polvo u otra suciedad antes de dar la primera mano de laca, la cual deberás mezclar con catalizador y disolvente poliuretano.

Cuando la mezcla esté completamente lista, se aplica la primera capa de este producto, con pistola o con rodillo, hasta quedar uniforme, para luego dejar  secar. A continuación, se aplica lija y se limpia el polvo y suciedad.

Se coloca una segunda mano de laca, volvemos a dejar secar y si consideras que está cubierta en su totalidad, entonces se habrá terminado con el trabajo.

Ahora bien, si notas que aún falta puedes repetir el procedimiento, es decir, volver a lijar suave, limpiar, pasar una tercera capa de laca y dejar secar.

Aunque el color más frecuente utilizado en este procedimiento es el blanco, muchos emplean cualquier otro. Todo dependerá del gusto.

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